TAMBOR ABERIKOLÁ, WEMILERE, GÜIRO Y TAMBOR DE FUNDAMENTO (AÑÁ)
LA TRADICIÓN
YORUBÁ JAMÁS SE APOYA EN LA MAGIA NEGRA
La tradición yoruba, desde los inicios ancestrales, orientó su
adoración a las deidades, a través de fiestas o ritmos cantados en su lengua. Cada uno de esos cantos son rezos específicos
que invocan a determinada fuerza; agasajando, en sus formas, a las espiritualidades del panteón afrocubano.
Existen tres estilos de ritmo de tambor con diferentes funciones:
Aberikolá Tambor para el Muerto.
Wemilere o Güiro Tambor de Festejo sin rigor.
Batá Añá Tambor de Fundamento con rigor.
El Tambor Aberikolá: Sólo se ofrece directamente al muerto o algún ancestro fallecido que lo solicite.
El Tambor Wemilere o Güiro: Se ofrece directamente a alguna deidad que lo solicite y sirve para depuración
y diversión de los creyentes. Este Tambor se realiza con instrumentos acústicos que no están consagrados.
El Tambor Añá: Se ofrece directamente a alguna deidad que lo solicite y sirve como ebbó o cumplimiento
específico. Estos Tambores tienen que estar consagrados y utilizados únicamente por hombres consagrados para tal función considerados
como Omó Añá. Por tradición, los tamboleros deben estar iniciados. Algunas tradiciones modernas utilizan a individuos, que,
solamente le hacen un ritual que denominan: “Lavar sus Manos”.
Está dividido por tres tambores. Uno grande, uno mediano y otro más chico. En Añá viven
tres deidades y a las que se les reverencian con rituales sacramentales para estas funciones.
En cada uno de estos tradicionales disciplinas rítmicas participan de rigor los Oloshas
o Iworos (Iniciados), aunque se les permite la participación de toda la comunidad de creyentes aunque no estén coronados.
Los santeros bailarán delante del Tambor (si es de Fundamento) y los aleyos o no iniciados detrás de estos últimos.
Ningún neófito está autorizado para danzar delante de los Tambores de Añá, los cuales
están sacramentados y reconocen únicamente a los que ya tienen ceremonia de rigor. Tampoco, ningún aleyo, aún conociendo su
Ángel de la Guarda, pero no lo tiene asentado, tiene que pagar tributo metálico como agasajo, cuando le toquen al Osha u Orisha
con quién está identificado.
En estos rituales rítmicos no se debe ofrecer bebida alcohólica alguna, a excepción
de alguna deidad que lo solicite para su consumo personal. Generalmente, se debe tener preparado sheketé (bebida tradicional)
para ofrecer a los aleyos si es necesario y después de concluido el Tambor.
El sheketé es una bebida preparada con zumo de naranjas agrias, agua, azúcar morena
o prieta y granos de maíz tostado. Se deja reposar por espacio de 21 días a la sombra y luego está lista para ser consumida.
A excepción del Tambor Aberikolá, las deidades vienen a disfrutar y compartir con su
comunidad ofreciendo consejos, sugerencias y realizando ebboses necesarios. En estos casos las deidades se manifiestan verbalmente
en su propia lengua.
En el Aberikolá, las deidades vienen "llorando" mostrando su tristeza por la pérdida
de determinado Iworo. En éste jamás brindan su "palabra", llegan, saludan y se despiden. Es tradicional la presencia de Oyá
en un Tambor Aberikolá.
No porque esté orientado al muerto, podemos entender, que, algún eggun puede "presentarse"
en este tipo de ceremonia tan particular.
No olvide el Lector, que, los Oshas y Orishas tienen pacto con Olofi para evitar que
Ikú (La Muerte) alcance a algún cristiano terrenal. Por ende, en un Tambor Aberikolá la presencia de Ikú está presente en
todo momento. Y las deidades sólo pueden presentarse por un instante, únicamente llorando, porque Ikú les ganó a un ser humano.
El Wemilere es para diversión de los creyentes. Se usan tambores tradicionales no sacramentados.
Algunos lo conocen como Güiro. En ciertas ocasiones, la misma deidad lo sugiere para alegrar la vibra a su entorno de quién
lo ofrece. En este tipo de tambor, son las espiritualidades yorubas, las únicas que vienen a participar del festejo o celebración.
Cuando se toca un Añá es conveniente terminarlo a las 06:00 de la tarde. Y si se quiere
continuar "rumbeando", se utilizarán tambores sin ritual de fundamento. He escuchado entre muchos de los descendientes de
los antiguos, que, un Añá tocado después de la hora en mención, puede correrse la suerte de que sea Ikú quien venga a bailar.
El Añá nace en el signo del diloggún (7-8) y el Wemilere en (8-7). Aunque en otros signos
como: (5) y (9) se puede sugerir o porque determinado Orisha lo solicite para cierta función importante que necesite el que
ofrece o se consulta.